Que te inviten a una Beuty Party entre carrera y carrera de la maratón diaria en la que vivimos es un lujazo que hace que te aisles, al menos por un rato, de la realidad.
Hace unos días
Nuria March Comunicación
organizó una de la mano de
Schmidt
Pharma
y
Schmidt Care
donde además de cuidarnos y mimarnos, nos contaron dos nuevos tratamientos: uno facial y otro capilar. Pobré los dos y con los dos aluciné.
Radiofrecuencia facial: Se trata de un bioliftin que combate la flacidez cutánea, mejora la calidad de la piel y difumina las arrugas. Y todo con resultados inmediatos que notas desde la primera sesión. Me lo hicieron en dos partes, primero en una mitad del rostro y después en la otra. Y os aseguro que se ve diferencia. Cada piel es distinta, en mi caso se me acentuaron más los pómulos, como si se "relleran y subieran", y se me matizaron las pecas y manchitas que tengo en la cara. Mirarse en el espejo con media cara "buena" y media "mala" da sensanción. Os animo a que lo probéis así, impresiona. El tratamiento completo para que se consiga el 100% de los resultados en la piel son 15 sesiones, una al mes.
Tratamiento mineral para el cabello: Consiste en un tratamiento realizado con oxígeno con una pureza del 95% (unas cuatro veces más puro que el oxígeno que respiramos). Con el cabello mojado van "regando", mechón a mechón, todo el cabello. El resultado es un cabello con mucho volumen, brillo y suave como si te hubieras echado un litro (o dos) de suavizante. Espectacular. Además, al menos en mi caso, la sensación de pelo sedoso y el brillo me duró incluso después de varios lavados. Para cabellos debilitados, con problemas capilares, seborrea, caspa... recomiendan 12 sesiones, una al mes.
D
isfruté. Me relajé. Y me transformé. Pero, al igual que Cenicienta, la magia del momento beauty terminó y volví a la intensa realidad. Eso sí, con una cara y un cabello tan estupendos que hicieron que el resto de la jornada fuera mucho más llevadera.
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