Las primeras semanas del año están llenas de renovaciones: renovamos armario con todos los regalos de Navidad, renovamos el bono del gimnasio con la intención de aprovecharlo (mucho) más, renovamos la nevera dejando atrás dulces y alimentos grasos por otros más sanos y depurativos... ¿y qué pasa con la piel? ¿no la renovamos?