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Solemos creer que cuando compramos un anticelulítico, se obrará el milagro solo por el hecho de haber dado el paso de comprarlo, acordarnos (casi) todos los días de aplicarlo y hacerlo deprisa y corriendo cuando buenamente podemos. Pero nada más lejos de la realidad. Para que un anticelulítico funcione, además de una dieta (más o menos) equilibrada, algo de ejercicio y ser constante en el uso y correcta forma de aplicarlo, existen una serie de aspectos que nos ayudarán a que sea más eficaz y, por tanto, notemos y veamos antes los tan deseados resultados.
