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Creemos conocer (bien) la ciudad en la que vivimos por el simple hecho de habitarla, pero lo cierto es que no, que son muchos los rincones y lugares que no sabemos ni que existen.
Se encuentran de dos formas: teniendo suerte y que lleguen a nosotros (o nosotros a ellos) por avatares del destino o poniéndonos la "gorra de turista" que lucimos tan orgullosos cuando nos vamos de viaje, pero que tanto nos cuesta cuando nos sentimos en casa.
Hace un par de fines de semana queríamos hacer algo distinto pero sin salir de Madrid. Así que, como no confiábamos mucho en el destino, cogimos "nuestra gorras" y nos pusimos en marcha. ¿Qué descubrimos?
El Club Hípico de Somosaguas
donde, independientemente de si se monta o no caballo, es curioso a la par que divertido estar por el encanto que tiene ver a los caballos de cerca: limpiarlos, herrarlos, prepararlos para montar, ver entrenamientos de todas las edades y, hasta con un poco de suerte, (como nos pasó a nosotros) disfrutar de una sesión de doma en directo, una absoluta maravilla. Además, el
Club Hípico de Somosaguas
tiene un pequeño restaurante (tipo buffet- 25 euros/persona) alojado en un chalet antiguo, pero de esos donde la decadencia aporta tanto encanto y con un ambiente muy agradable y familiar. La cocina de mercado es sencilla, pero apetecible. Os recomiendo el salmón al horno, ¡hacía tiempo que no tomaba uno tan rico!
¡Feliz fin de semana lleno de descubrimientos! Miles de sitios nos
están esperando, solo hay que querer encontrarlos, porque
haberlos, haylos.
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